Arrayanal es un refugio de vida y esperanza, un rincón de la naturaleza que, desde el 17 de junio de 2011, se ha convertido en un área protegida gracias al esfuerzo conjunto de quienes entienden que el futuro de la Tierra depende de la conservación de sus tesoros más valiosos. Con 1256 hectáreas de bosque subandino y andino, este paraíso natural se encuentra en la vertiente oriental de la Cordillera Occidental, donde la majestuosidad de sus montañas y el susurro de sus ríos nos recuerdan la importancia de cuidar lo que nos rodea.
Arrayanal no es solo un lugar, es un compromiso con la vida. Su misión es proteger los ecosistemas que alimentan la microcuenca de la Quebrada Arrayanal, asegurando el suministro de agua que sustenta al municipio de Mistrató. Pero su alcance va más allá: es un refugio para especies únicas como el tucán grande azul, el gurre y el cusumbo, además de proteger los hábitats esenciales para plantas como el molinillo y el roble.
Aquí, las comunidades también juegan un papel vital. Se promueven alternativas de producción sostenible que permiten generar empleo y fortalecer la economía local sin dañar el entorno. Además, Arrayanal se abre a la investigación, permitiendo que científicos y estudiantes descubran y valoren la biodiversidad y los servicios ambientales que este santuario ofrece.
Este parque es también un espacio para sanar. Se restauran áreas que han sido intervenidas, devolviendo la vida a los ecosistemas de bosque subandino y andino húmedo. Arrayanal es un símbolo de esperanza, un recordatorio de que, si cuidamos nuestra tierra, la tierra nos cuidará a nosotros.